Clase desarrollada en el último encuentro del año:
Presentar el título del cuento “El pájaro del alma” de Mijal Snunit.
Invitar a los niños a imaginar y decir de qué se tratará el mismo.
Leer el cuento y trabajar oralmente con las siguientes preguntas:
¿Qué les pareció el cuento? ¿Qué sintieron al escucharlo? ¿Qué le sucede al pajarito cada vez que nos hieren? ¿Y cuando alguien nos quiere? ¿Cuándo alguien nos llama, cuándo alguien se enoja, cuándo alguien nos abraza? ¿De qué está hecho el pájaro del alma? ¿De qué son esos cajones? ¿Agregarían otro cajón? ¿Qué nos quiere decir el pájaro del alma? ¿Qué es conveniente para poder escucharlo?
El pájaro del alma.
Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo
habita el alma. Nadie la ha visto nunca
pero todos saben que existe. Y no sólo
saben que existe, sino también lo que
hay en su interior. Dentro
del alma, en su centro, está, de pie
sobre una sola pata, un pájaro: el
Pájaro del Alma. Él
siente todo lo que nosotros sentimos.
Cuando alguien nos hiere, el Pájaro del
Alma vaga por nuestro cuerpo, por
aquí, por allá,
en cualquier dirección, aquejado de
fuertes dolores.
Cuando alguien nos quiere, el Pájaro
del Alma salta, dando pequeños y
alegres brincos,
yendo y viniendo, adelante y atrás.
Cuando alguien nos llama por nuestro
nombre, el Pájaro del Alma presta
atención a la
voz, para averiguar qué clase de
llamada es esa.
Cuando alguien se enoja con nosotros,
el Pájaro del Alma se encierra en sí
mismo silencioso y triste. Y cuando
alguien nos abraza, el Pájaro del Alma,
que habita hondo,
muy hondo, dentro del cuerpo, crece,
crece, hasta que llena casi todo nuestro
interior. A tal punto le hace bien
el abrazo.
Dentro del cuerpo, hondo, muy hondo,
habita el alma. Nadie la ha visto nunca
, pero todos
saben que existe. Porque el alma se
introduce en nosotros cuando nacemos
, y no nos abandona ni siquiera una vez
mientras vivimos. Como el aire que el
hombre respira desde su nacimiento.
Seguramente quieres saber de qué está
hecho el Pájaro del Alma. ¡Ah! Es muy
sencillo:
está hecho de cajones y cajones; pero
estos cajones no se pueden abrir así
nada más.
Cada uno está cerrado por una llave
muy especial. Y es el Pájaro del Alma
el único que
puede abrir sus cajones. ¿Cómo?
También esto es muy sencillo: con su
otra pata.
El Pájaro del Alma está de pie sobre
una sola pata; con la otra – doblada
bajo el vientre
a la hora del descanso- gira la llave,
moviendo la manija y todo lo que hay
dentro se
esparce por el cuerpo. Y como todo lo
que sentimos tiene su propio cajón,
el Pájaro del
Alma tiene muchísimos cajones.
Un cajón para la alegría y un cajón
para la tristeza; un cajón para la
envidia y un cajón
para la esperanza, un cajón para la
decepción y un cajón para la desesperación,
y un cajón para la paciencia y un cajón
para la impaciencia.
También hay un cajón para el odio, y
otro para el enojo y otro para los mimos.
Un cajón para la pereza y un cajón para
nuestro vacío, y un cajón para los
secretos más ocultos (éste es un cajón
que casi nunca queremos abrir).
Y hay más cajones. También tú puedes
añadir todos los que quieras.
A veces el hombre puede elegir y
señalar al pájaro qué llaves girar y
qué cajones abrir.
Y a veces es el pájaro quien decide.
Por ejemplo: el hombre quiere callar y
ordena al
pájaro abrir el cajón del silencio; pero
el pájaro, por su cuenta, abre el cajón
de la voz y el hombre habla y habla y
habla. Otro ejemplo: el hombre desea
escuchar tranquilamente,
pero el pájaro abre, en cambio, el
cajón de la impaciencia; y el hombre
se impacienta.
Porque el Pájaro del Alma no es
siempre un pájaro obediente y a veces
causa penas…
De todo esto podemos entender que
cada hombre es diferente por el Pájaro
del Alma que
lleva dentro. Un pájaro abre cada
mañana el cajón de la alegría; la
alegría se desparrama
por el cuerpo y el hombre está dichoso.
Otro pájaro abre, en cambio, el
cajón del enojo; el enojo se derrama
y se apodera de todo
su ser. Y mientras el pájaro no cierra
el cajón, el hombre continúa enojado.
Y lo que es más importante: hay que
escuchar atentamente al pájaro.
Porque sucede que el Pájaro del Alma
nos llama y nosotros no lo oímos.
¡Qué lástima! Él quiere hablarnos de
nosotros mismos, de los sentimientos
que encierra en sus cajones.
Hay quien lo escucha. Hay quien rara
vez lo escucha. Y quién lo escucha sólo
una vez.
Por eso es conveniente, ya tarde en la
noche, cuando todo está en silencio,
escuchar al
Pájaro del Alma que habita en nuestro
interior, hondo, muy hondo, dentro del
cuerpo, mimarlo y llenarlo de besos,
para que al comenzar, un nuevo día,
el Pájaro del Alma, despierte alegre y
contento.
Mencionar que nuestro pajarito interior pasó por diferentes emociones este año por eso los invitamos a compartir recordando esos momentos.
Acompañar este momento con la rueda mágica. https://wordwall.net/es/resource/7599091
Dar un momento para la merienda, para poder seguir charlando y compartiendo anécdotas, emociones, etc.
Para finalizar el encuentro, escuchar y cantar la siguiente canción.
Realizar una oración, en agradecimiento por este momento compartido y por todo el esfuerzo realizado durante este año.
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